lunes, 25 de abril de 2011

Córdoba en el romanticismo

El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, conjuntamente con el Ayuntamiento y en el marco de las actividades para la Capitalidad Cultural de 2016, ha editado el libro de Maria Rey Carmona “ Córdoba en el Romanticismo” que se añade a los que integran la colección "Ciudad Escrita" con la que se trata de poner al alcance de los lectores de manera amena, pero no exenta de rigor, una perspectiva de su pasado a través del hilo conductor de la cultura y, más particularmente, de llevar a cabo una serie de aproximaciones a los aspectos que, en torno a las letras, definieron la personalidad de Córdoba a lo largo de su más de dos milenios de existencia. En el volumen se aborda el papel de Córdoba “de la Guerra de la Independencia a la Revolución Gloriosa” glosando aspectos relativos al fin del Antiguo Régimen, las visiones de Córdoba por parte de viajeros y en el imaginario romántico, la modernización de la ciudad, su sociedad y su cultura, para cerrar con un capítulo dedicado a su vida literaria. Presenta, por tanto, un recorrido por los distintos aspectos que conformaron la sociología de la ciudad en el periodo de 1808-1868, así como, con el trasfondo del duque de Rivas como personaje emblemático de la vida literaria del período y de la agitada vida nacional de esos años y con las tensiones derivadas de la idea del progreso como escenario, se muestra la conformación de la conciencia y del imaginario colectivo de la ciudad desde la mirada propia y foránea.

"Cuerno y marfil" de Enrique Anderson Imbert

Este fantástico cuento del escritor, ensayista y profesor universitario argentino trata con una genial singularidad esta idea sobre los sueños que ya estaba, como bien dice el texto, en Homero, pero que fue Virgilio en el libro VI de su Eneida (vv. 892-896) quien puso los conocidos nombres a las célebres puertas, concretamente al final del relato del descenso de Eneas al mundo de los muertos.

Después, Artemidoro, Macrobio, Santo Tomás de Aquino y muchos otros autores posteriores trataron esta idea de la visión, un género literario con fin moral, religioso o escatológico.

Esta tradición de la visio me hace pensar en la idea de no retorno.

Volviendo a Imbert, de su admirable trayectoria en el plano académico (Universidad de Tucumú, de Columbia, de Harvard...) y en artístico (director de la sección literaria de La Vanguardia, colaborador en otros periódicos, candidato al premio Cervantes...), voy a mencionar, no obstante, una teoría que tuvo sobre un genial escritor: junto a Pedro Orgambide y Raúl Scalabrini, pronosticó que Borges tendría un merecido futuro oscuro.

El cuento:

Penélope le dice a Odiseo:
-Hay dos puertas para los sueños: una, construida de cuerno; otra, de marfil. Los que vienen por la de marfil nos engañan; los que vienen por la de cuerno nos anuncian verdades.
En Homero (Odisea, XIX) esas puertas eran alegóricas: no existían sino como imágenes de ideas. Ahora sabemos que existieron de verdad. El periódico de hoy trae la noticia de que el arqueólogo Michael Ventris, en las excavaciones de Knossos, acaba de encontrar dos enormes puertas labradas, una sobre un solo cuerno y la otra sobre un solo colmillo. Interrogado por un periodista, Ventris ha dicho que su impresión, más que de asombro, es de horror, al pensar, en vista de ese cuerno, de ese colmillo, en el tamaño que debieron de haber tenido los rinocerontes y elefantes pre-homéricos.


jueves, 21 de abril de 2011

La puerta de cuerno

Concibo la literatura, el placer estético, como una forma de vida, como una especie de religión, en el sentido de que es capaz de llenar esa parte espiritual que hay en nuestra especie humana, sin la cual la felicidad o satisfacción completa no es posible, pues comparte un espacio insustituible con la material.

He elegido este nombre paran mi bitácora por mi entusiasmo hacia los clásicos y la poesía, dos circunstancias estas que se dan en un gran autor: Virgilio, quien así llamaba a la puerta que conducía a la verdad, a los sueños verdaderos, a la eternidad.

Además, esta idea de las puertas virgilianas nos presenta una reflexión interesante: la de las encrucijadas en las que a veces perdemos un determinado rumbo con alguien de forma irremediable, la fatalidad de elegir, el factor suerte en nuestras decisiones o la idea de destino.