lunes, 15 de agosto de 2011

Apuntes genéricos de la literatura de la edad media.

CONTEXTO-HISTÓRICO

La Edad Media es un periodo histórico que abarca desde la caída del Imperio Romano en el siglo V hasta el siglo XV, un total de 1000 años. (Anterior a la conquista musulmana de la Península es la dominación visigoda de los siglos VI y VII). Desde el punto de vista literario, sin embargo, hay que situar su inicio en torno al siglo XII.
El proceso histórico más importante que ocurre en la Edad Media es la Reconquista, que se inicia en el año 711, con la llegada de las primeras tropas bereberes, y finaliza en 1492, con la expulsión de Boabdil, el último rey de Granada, por parte de los Reyes Católicos.
Durante la Edad Media convivieron tres culturas en la Península: los cristianos, los judíos y los musulmanes. (Esa convivencia no siempre fue tan idílica como se ha mantenido algunas veces).
Respecto a la sociedad, en la Edad Media había tres estamentos sociales: la nobleza, el clero y el pueblo llano. Los dos primeros eran grupos privilegiados, es decir, no pagaban impuestos; sus funciones sociales eran la de luchar y la de orar, respectivamente. El tercer grupo tenía la función de trabajar y vivía en unas condiciones de vida muy duras.
Asociado a estas condiciones de vida de los campesinos, se encuentra el feudalismo, por el cual los señores feudales (dueños de feudos) poseían tierras y hombres para trabajarlas, con una serie de derechos sobre ellos (como el conocido derecho de pernada, por el que las mujeres desposadas pasaban la primera noche con su señor feudal).
En este mundo cerrado, dominado por la religión, la cultura se encontraba en manos de la Iglesia, en los monasterios (habría que esperar al final de la Edad Media y a la llegada del Renacimiento para que empezase a abrirse a otros ámbitos).
Desde el punto de vista artístico, este periodo cuenta con tres movimientos importantes: el románico (asociado a la peregrinación y a la austeridad, con un marcado carácter noble), el gótico (reivindicado por el pueblo y de una gran majestuosidad) y el mudéjar (las múltiples manifestaciones artísticas de los musulmanes en territorio cristiano, caracterizadas por la filigrana).
El siglo XV es, dentro de la Edad Media, un siglo especial porque supone un momento de inflexión entre esta y el Renacimiento (siglo XVI). Además, en este siglo surgieron acontecimientos que cambiarían el destino de nuestra nación: el final de la Reconquista, el descubrimiento de América en 1492, la expulsión de los judíos, la aparición de la imprenta y la creación del Tribunal de la Santa Inquisición, entre otras.

LA ÉPICA
Este género de origen medieval se caracteriza por el uso de versos irregulares y asonantes con una cesura en medio de cada uno de ellos y agrupados en tiradas (conjunto de versos de de muy variada extensión).
La extensión es una de las características más importantes de la épica, dado su carácter narrativo (contaba historias de héroes).
Estos héroes y estas historias conectaban, en todos los países románicos en los que surgieron, con la necesidad de crear o reforzar una identidad nacional, social y cultural, que ayudase a la consolidación de un territorio castellano, en una época dominada por la Reconquista; de ahí que podamos señalar como característica su espíritu nacional.
Llamamos cantares de gesta a los textos en los que quedaron recogidas todas estas historias épicas y, mester (oficio) de juglaría (juglares) a la estructura social que se encargó de difundirlas por las calles y plazas de los pueblos, a modo de representaciones teatrales
El cantar de gesta castellano más importante es el Cantar de mio Cid (estructura: tres cantares; contenido: honra y honor; métrica: épica; estilo: realismo, humanismo y humor).

LA LÍRICA PRIMITIVA
Como características comunes de la tendencia culta de la lírica primitiva peninsular podemos establecer el artificio y transmisión escrita, frente a la simplicidad y la transmisión oral de la tendencia popular.
En la zona catalano-provenzal, se desarrollaron dos tipos de composiciones: la cansó, durante los siglos XI-XII, de temática amorosa, concretamente de amor cortés, en el que un vasallo, emisor masculino, expresaba las quejas de amor a su señora, receptor femenino; y el sirventés, durante mediados del XII, utilizado para la ira, los ataques personales, las polémicas literarias o los discurso morales.
Posteriormente, en la zona gallego-portuguesa, se escribieron cantigas de amor, durante los siglos XIII-XIV, en las que, recogiendo la tradición catalano-provenzal, insistían en el tormento amoroso.
Por otro lado, las moaxajas, aunque eran composiciones poéticas de tema amoroso escritas en árabe o hebreo, se inscriben dentro de la lírica primitiva porque fueron escritas en la Península.
En la tendencia popular, encontramos como características comunes el hecho de que se desarrollen en todos los países románicos, su transmisión oral, su anonimia y su temática amorosa, unida también en ocasiones a la religión, la magia o la información de diverso tipo.
En primer lugar, las jarchas, desarrolladas durante finales del siglo X y principios del siglo XI, eran una estrofa escrita en mozárabe (circunscritas a Al-Andalus) al final de las moaxajas, de pocos versos y, casi siempre, con rima consonante. Expresaban el lamento por la ausencia del amado de un emisor femenino hacia un receptor también femenino que normalmente era la madre o las hermanas; (no obstante, también desarrollaron otros temas, como los panegíricos, de alabanza). Destacan por su hermosa simplicidad.
Las cantigas de amigo, asociadas a la zona gallego-portuguesa, establecían la misma temática que las jarchas, aunque en algunas ocasiones podía aparecer como receptor la naturaleza. El paralelismo era un recurso retórico que utilizaban con mucha frecuencia.
En último lugar, los villancicos eran otra composición popular que desarrollaban la misma temática que las jarchas y cantigas de amigo, pero con más variedad y concediendo un especial significado al entorno rural (la fuente, la rosa…).

EL MESTER DE CLERECÍA
El mester de clerecía, desde la segunda estrofa del Libro de Alexandre, dejaba claro su oposición con el mester de juglaría, al que consideraba de menor valía artística y moral.
Su carácter narrativo es una de sus características más importantes, que se relaciona con la necesidad de contar historia para adoctrinar.
La métrica, por otro lado, define a este arte por sí mismo, ya que se propusieron utilizar la cuaderna vía, cuatro versos alejandrinos de rima única consonante (14A 14A 14A 14A).
Entre los autores más importantes, se encuentra Gonzalo de Berceo (primer autor de la literatura española de nombre conocido), cuya obra más conocida es Los Milagros de Nuestra Señora del siglo XIII, que escribió con el objetivo de divulgar la doctrina de su monasterio pero también de captar donativos para el mismo, y que estructuró en una introducción alegórica seguida de veinticinco relatos.
Asimismo, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, aunque alejado en algunos aspectos canónicos del mester, es otro de los autores más significativos de él. Su obra más importante es el Libro de buen amor del siglo XIV, cuyo objetivo es muy ambiguo, pues no queda claro si la temática amorosa de la obra supone una rebeldía (en la línea de la poesía de los goliardos) o no.

LA LÍRICA CANCIONERIL
Llamamos poesía cancioneril o cortesana a la desarrollada en el siglo XV en círculos cortesanos y cultos, de carácter, por tanto, refinado, dominado por la búsqueda del ingenio poético y del artificio retórico.
La temática de la poesía cancioneril es amorosa, de amor cortés, como influencia de los trovadores catalano-provenzales, pero también presenta temática religiosa, moral, política y satírica.
El Cancionero de Baena es uno de los cancioneros mejor conservados y más representativos de esta expresión poética.
Entre los autores más importantes, podemos señalar al Marqués de Santillana, de gran influencia italiana, (Dante, Petrarca, Boccaccio) y clásica, pero también popular castellana, cancioneril y gallego-portuguesa. Escribió decires, serranillas y sonetos (Sonetos fechos al itálico modo).
El cordobés Juan de Mena, con su Laberinto de Fortuna o Las trescientas (300 coplas ABABBCCB), de objetivo moralizante (vicios y virtudes) es otro de los autores más significativos.
Asimismo, podemos mencionar a Jorge Manrique, con su ilustre obra Coplas a la muerte de su padre, en la que recoge la tradición (Edad Media) pero también la modernidad (Renacimiento) propia del siglo XV. La estructura tripartita de esta obra nos presenta, en primer lugar, una apelación al hombre en su visión de la muerte (danzas), después, una doctrina basada en el desprecio de la vida mundana, mediante tópicos literarios, como el ubi sunt, y, finalmente, la muerte de su padre, don Rodrigo, asociada a la idea de la fama. El estilo de esta obra cumbre es humilde, sencillo.

EL ROMANCERO
A finales de la Edad Media y hasta mediados del siglo XVI, surgió un romancero llamado viejo en contraposición al posterior romancero que se desarrollo desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XVII llamado nuevo.
Sus características principales son la transmisión oral, la anonimia, el uso del romance (número indefinido de versos octosílabos con rima en los pares quedando sueltos los impares), su carácter narrativo, su estilo sencillo, basado en el diálogo (juglares) y su origen en cantares de gesta castellanos, franceses, de la tradición carolingia o artúrica o en poemas líricos.
La tipología que desarrolló este romancero fue épica, organizada en ciclos, histórica y fronteriza, novelesca o bíblicos.

LA PROSA
La prosa anterior al siglo XV fue esencialmente didáctica, como demuestran las obras que se tradujeron en el siglo XIII, entre ellas el Calila e Dimna, el Libro de los engaños o Poridad de poridades.
Alfonso X el Sabio fue el gran impulsor de la prosa castellana, gracias a las labores que llevo a cabo en la Escuela de Traductores de Toledo y a la sistematización cultural que consiguió con todas sus iniciativas. De su producción personal, destacan las obras jurídicas, como las Siete partidas, e historiográficas, como la Grande e general estoria y la Primera crónica general.
Don Juan Manuel fue otro de los grandes autores de la prosa castellana. Su obra más conocida es el Libro de los enxemplos del Conde Lucanor et de Patronio, de fuerte componente moral, pero también narrativa, mediante el ejemplo, del que se vale como instrumento de enseñanza; (está estructurada en dos prólogos más cinco partes, la primera de ellas con 51 ejemplos y el resto con proverbios y un tratado final de doctrina cristiana).
En el siglo XV, el lenguaje establece, por un lado, la tendencia popular, del lenguaje de la calle, representada por obras como El Corbacho o Reprobación del amor mundano del Arcipreste de Talavera; y, por otro, la tendencia culta, de más calidad pero también con más afectación y grandilocuencia, representada por la “novela” de caballerías, como el Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo, la “novela” sentimental, como la Cárcel de amor de Diego de San Pedro, y la historia, como los Claros varones de Castilla de Hernando del Pulgar.

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