martes, 16 de agosto de 2011

Estudio de El Lazarillo de Tormes


RELACIÓN CON LA NOVELA DEL S. XVI Y CON LA PICARESCA
La prosa novelesca del s.XVI se caracteriza por el extraordinario auge de ficciones novelescas de todo tipo, debido a que existía un público lector amplio y ávido de entretenimiento. Se caracterizaba el conjunto por un contenido de invención ficticia: libros de caballería, pastores, moriscos, de aventura...
Sin embargo, en este marco general de la prosa del siglo XVI se aporta un ejemplo de novela realista: La Lozana andaluza y otro mucho más importante, El Lazarillo de Tormes, obra de gran importancia para el desarrollo de la novela en general y de la picaresca en particular. Se considera importante no sólo por haber iniciado el género picaresco en nuestra narrativa sino también como muchos críticos han señalado es el pórtico de la novela moderna y se apoyan para afirmarlo en numerosos rasgos:
* En el aspecto social hay discrepancia entre el héroe rico e ilustre y el antihéroe pobre y social.
* En el aspecto moral hasta entonces el héroe era valiente, mientras que el pícaro es cobarde.
* En el aspecto humano en las novelas de caballerías siempre hay amor, en el pícaro no (novela misógina).
* En cuanto a las técnicas narrativas es un marco irreal el de las novelas pastoriles y caballerescas mientras que el marco que envuelve la novela picaresca es real: realismo topográfico costumbrista.
En fin, en El Lazarillo se nos presenta una vida haciéndose, nos narra la historia de un personaje desde su niñez. Así, este personaje, protagonista pobre y miserable, por 1ª vez en la historia, es en cada momento una consecuencia de lo que ha vivido.
Pero El Lazarillo, ¿es o no es una novela picaresca? Pensamos que no puede negarse su carácter de novela picaresca, pues además de lo que en el personaje hay ya de pícaro potencial, tenemos en cuenta la estructura del libro.
Estos son los rasgos principales que imitarán las novelas picarescas:
- Autobiografismo, el protagonista narra su propia vida.
- Hijo de padres sin honra.
- Obligado al abandono de su hogar por la pobreza.
- Sirve a diversos amos.
- Es ladrón inducido por el hambre; usa tretas ingeniosas para robar.
- Aspira a ascender en la escala social pero no logra salir de su estado miserable.
- Suerte y desgracia alternan; cuando parece que ha logrado un éxito le sucede una desventura
- No narra sucesos fantásticos. (Realismo)

ESTUDIO DE LA OBRA

PROBLEMAS BIBLIOGRÁFICOS

a) EDICIONES

De El lazarillo se conservan cuatro ediciones fechadas en 1554 y aparecidas en Burgos, Alcalá, Amberes y Medina del Campo, aunque debió escribirse o publicarse entre 1552-1553. La sátira eclesiástica que encierra el libro hizo que apareciera incluido en el índice de libros prohibidos en 1559. En 1573 se publica una edición expurgada; y es en 1834 cuando vuelve a editarse por entero.

b) AUTOR

A pesar de que se haya atribuido a varios escritores, no se sabe de cierto quién pudo ser el autor del lazarillo. La sátira anticlerical que contiene obligó al autor a ocultar su nombre. Otros críticos piensan que el autor fuera judío converso y de ahí, que por precaución guardara el anonimato.

c) FECHA

Aún no se ha podido determinar con exactitud la fecha de redacción de la obra. Se manejan datos un tanto ambiguos: en el texto se menciona que el padre de Lázaro muere en la expedición de los Gelves, pero no se especifica el año en que ocurrió este hecho. El problema se origina porque hubo dos expediciones a los Gelves, una en 1510, otra en 1520. ¿En cuál de las dos pereció el padre de Lázaro? Sigue siendo un enigma. En el lazarillo se dice también literalmente que la novela fue terminada “el mesmo año que nuestro victorioso Emperador en Toledo entró, y tuvo en ella Cortes, y se hicieron grandes regocijos (tratado VLL)”.
La historia de España nos informa de que Carlos I celebró por esta época dos veces cortes; la primera en 1525 con grandes festejos y algarabía, la segunda en 1538-39 en medio de un ambiente menos alegre que las anteriores. A la vista de esto, se acepta que las Cortes que se mencionan en el lazarillo son las de 1525, ya que hay una referencia expresa a los grandes regocijos, y se le califica al Emperador de victorioso.
Por otro lado, ateniéndose a la ideología doctrinal reflejada en la obra, en directa relación con el erasmismo, tuvo que haber sido escrita antes de 1530 porque, después de esta fecha, decayeron las ideas religioso-doctrinales de Erasmo.
También hay en la obra un componente social importante. En el tratado III, se menciona “el año en que esta tierra fue estéril de pan”. La referencia al año estéril es posible que tenga relación con la famosa sequía de 1543 (crisis entre los años 1540-1550).
Como resumen, apuntamos el hecho claro de la falta del dato definitivo que permite salir, a la mayoría de los críticos, del terreno de las elucubraciones y llegar a conseguir una datación textual certera. La hipótesis hasta hoy de mayor empuje, afirma que el lazarillo debió escribirse en torno a los años inmediatamente anteriores a su impresión (1554).

ESTRUCTURA: PRÓLOGO Y TRATADOS

El Lazarillo nos ha sido legado por la tradición editora dividido en 7 tratados (cp) de diferente longitud. Los tres primeros y el séptimo, que son los más importantes para la buena comprensión de la vida de Lázaro, son los más largos. Estos tratados van precedidos de un prólogo que forma parte también del relato y que por ello utiliza la primera persona narrativa.
La composición de Lazarillo responde a un plan perfectamente meditado. En primer lugar el anónimo autor ha elegido un punto de vista desde cuyo enfoque se ordena la materia narrativa: es Lázaro, pregonero de Toledo, casado con la amante de su protector, quien nos narra a su manera su propia vida y lo hace como quien está escribiendo a alguien una carta. Desde esta perspectiva de adulto que recuerda su infancia y años de formación, el narrador -Lázaro- selecciona aquellos aspectos de su vida que le parecen significativos para darnos “entera noticia de su persona”. Esta perspectiva determina la estructura del relato.

La estructura es un tanto anómala y no uniforme, pero esto no quiere decir que se trata de una estructura fallida: Los tres primeros tratados tienen una andadura lenta y por consiguiente ocupan una buena parte del relato; se refieren a Lázaro niño, en edad de formación.
Su relativa mayor extensión se justifica -según el narrador- porque tiene que quedar claro el proceso de aprendizaje del muchacho.

PRÓLOGO
La obra se inicia con un prólogo en el que Lázaro de Tormes , autor del relato, se dirige a un personaje desconocido, al que denomina con el tratamiento de “Vuestra Merced”. Éste había pedido a Lázaro que le escribiese contándole cierto caso acaecido en la vida de nuestro personaje. Pero Lázaro prefirió contestar a lo que le había solicitado narrando su vida más por extenso, para que sirviese, además como ejemplo de quienes, a pesar de su adversa fortuna, supieron llegar a buen puerto, gracias a su esfuerzo y astucia; y que son superiores -en opinión de Lázaro- a aquellos otros que alcanzaron su posición por la herencia. La información solicitada se refiere a un caso del que todavía nada sabemos; se anticipa así el final, donde el caso se llenará de sentido.
“Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, paresciome no tomalle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados, cuan poco se les debe, pues *Fortuna fue con ellos parcial, y cuanto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto.”
Cuando se habla de fortuna hay que tomarlo en el sentido de azar al que el hombre puede oponerse con el saber y la virtud.
También en el prólogo se manifiesta la intención de entretener al lector (agradar y deleitar) porque quienes se toman el trabajo de escribir -afirma- no buscan el ser recompensados por su trabajo con dinero, sino con que se lean sus obras y se les reconozca el mérito que pudieran tener.
“Pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondasen tanto los deleite(...) y esto para que ninguna cosa se rompiera ni echara a mal, si muy detestable no fuese sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar della algún fructo”.

TRATADOS
En el tratado primero debemos distinguir algunas diferencias de ritmo narrativo. Los doce años que el niño vive bajo la protección materna ocupan muy poco espacio, debido a que el pregonero no recuerda de su infancia nada más que los hechos más sobresalientes, aquellos que son necesarios para explicar de qué manera el ambiente familiar ha podido intervenir en la formación de su carácter. Por el contrario, el episodio del ciego es el más largo del libro por ser el que está contado con más detalle para que, como decíamos, quede patente que es el primer amo el máximo responsable de la formación del carácter del personaje.
El segundo tratado es también relativamente extenso. En él, el tiempo pasa lentamente, tal como permanece en el recuerdo de Lázaro este periodo de insatisfacción y sufrimiento.
La lentitud se acentúa en el tratado tercero y el tiempo llega a constituir una obsesión por el narrador.
El paro lento de las horas constituye junto con la soledad de la casa vacía y oscura, el ambiente adecuado para el progresivo desvelamiento de la relación -casi de amistad- que se establece entre los dos personajes.
A partir del cuarto, los tratados son más cortos, el tiempo del relato pasa más deprisa ante nuestros ojos porque el personaje protagonista ya está configurado y al narrador no le resta nada más que presentarnos rápidamente otras peripecias y conducirnos coherentemente hacia el final de la narración.
El tratado quinto tiene una extensión media, la necesaria para contarnos el falso milagro. Su función es proporcionar a Lázaro una nueva enseñanza, la que con astucia y engaño pueden obtenerse en la vida pingües resultados.
Los tratados cuarto y sexto tienen la función fundamental de mostrarnos tres nuevos amos. El sexto sirve además de enlace con el séptimo, puesto que es en este tratado donde Lázaro inicia la escalada que le llevará a conseguir un puesto en la sociedad y una apariencia externa digna, a su parecer.
El tratado séptimo que culmina y cierra el relato, requiere una cierta extensión para informarnos de la “buena fortuna” que con “maña y fuerza” ha sabido alcanzar el desvalido niño del tratado primero.
El relato queda así perfectamente construido, sin que ningún hilo quede suelto. Los episodios aparecen inteligentemente engarzados entre sí mediante la repetición de frases o motivos narrativos, sabiamente conjugados, que se complementan o contraponen según los casos.
Observamos por ejemplo cómo hay un tratamiento paralelo entre el primer tratado y el último:
T. 1º: Lazarillo hereda la deshonra.
T.7º: L. se nos presenta como un deshonrado, consiente el adulterio de su mujer.
T. 1º: El padre de Lázaro sufre persecución por la justicia
T. 7º: L. acompañará, pregonando sus delitos, a los que padecen persecución por la justicia.
T. 1º: La madre de Lázaro determina arrimarse a los buenos.
T. 7º: L. dará cuenta al arcipreste de haber tomado análoga determinación.
T. 1º-- La madre de L. comete adulterio con el negro Zaide, siendo ambos castigados por su delito.
T. 7º--La mujer de L. cometerá adulterio con el Arcipreste, aunque esta vez no se les castigue.
T. 1º-- L. se entrega al ciego y a partir de este momento se enfrenta a la soledad.
T.7º-- L. se encontrará solo frente a su propia mujer y frente a sus convecinos.
T. 1º--El ciego profetiza que el vino tendrá importancia en la vida de Lázaro.
T. 7º-- L. alcanza su buena fortuna como pregonero de vinos.
PERSONAJES
A diferencia de los héroes caballerescos que permanecían inalterables, Lázaro evoluciona a lo largo de la narración. Perteneciente por nacimiento al grupo de los desheredados de la Fortuna, aprenderá desde muy pequeño a valerse por sí mismo. En su trayectoria vital irá descubriendo que el mundo es malo y que él tiene que serlo también si no quiere ser aplastado. Vencerá dificultades para alcanzar un puesto en la vida. Satisfacer el hambre será el problema más acuciante.; por esto llega a identificar lo bueno (la felicidad) con lo provechoso (satisfacer las necesidades primarias). Por eso no nos extraña que al final del relato prescinda de la honra en beneficio de la comodidad.
En ningún momento Lázaro adopta una actitud ética ante la vida. Acepta el mundo tal como es, sin juzgarlo ni rechazarlo. Este amoldarse a las circunstancias acabará convirtiéndolo en un ser conformado con su suerte.(Sabe someterse a las normas de la sociedad en la que vive con el objetivo de alcanzar un puesto decente).
Por todas estas características, Lázaro es un antihéroe en oposición a los héroes épicos o caballerescos, próximos al tipo de héroe problemático de la novela moderna, que debe enfrentarse a un mundo más o menos hostil para encontrar el triunfo o el fracaso.
En el proceso psicológico del protagonista le caracterizan los siguientes rasgos:
-Grandes dotes de observación
-Agudeza e ingenio.
-Necesita una buena dosis de inteligencia para urdir tretas que le permitan aliviar su hambre.
-Hasta el tratado III inclusive todavía es capaz de expresar buenos sentimientos. (Un buen ejemplo es su relación con el escudero). A partir de aquí, Lázaro ya actúa como un pícaro consumado y los objetivos que pretende alcanzar son: ascenso social y concepto pragmático de la vida.
Así pues, nos encontramos con un ser humano forjado en un ambiente social donde la avaricia, la hipocresía y la maldad han sido los pilares sobre los que se ha cimentado su mala educación.
Todos los demás personajes están en función del protagonista; familiares y amos influyen en mayor o menor medida en la configuración del carácter del futuro pregonero. Los dos personajes más matizados son el del ciego y el del escudero.
Los amos se agrupan en torno al estamento clerical y al seglar. En cuanto a este último grupo, el primero que tenemos es el ciego, personaje que psicológicamente, aparece bien construido: tiene una avaricia desmedida, cuyas consecuencias sufre Lázaro en carne propia; Es astuto, soberbio, hipócrita, pero es un elemento importante para la formación de Lázaro en artes picarescas: “y fue, ansi, que, después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adestró en la carrera del vivir”.
El escudero se distingue por:
-Conducir su vida por y para la honra.
-Sentimiento de cariño hacia Láz., quien a su vez le corresponde, ya que por su amo es capaz de volver a mendigar por las calles.
-Contribuir con su conducta, buena o mala, a madurar la personalidad infantil de Lázaro.
El maestro de pintar panderos y el alguacil son los últimos amos seglares a quien sirve nuestro protagonista. Se nos aporta un escaso bagaje de notas referentes a estas figuras. Deducimos, por las palabras de Lázaro al hablar del pintor de panderos, que las cosas no debieron de irle muy bien, esto le motivó a abandonarle: “y también sufrí mil males”.
Por lo que respecta al alguacil, Lázaro se muestra un poco más explícito y aduce como razón de este abandono la peligrosidad del oficio de aquel.
Los amos del clero a los que sirvió todos tienen como denominador común la avaricia, normas de vida que dejan mucho que desear con lo esperable según el estamento que representaban. Se critica la falta de caridad de éstos con su prójimo, en relación con las doctrinas erasmistas que propugnaban como prioritaria la práctica de la citada caridad.
El clérigo de Maqueda está perfectamente construido como personaje absolutamente negativo; marcado por la avaricia.
El buldero no tiene la madurez psicológica del clérigo, responde a la tipología habitual de impostor, bastante normal en la sociedad del siglo XVI.
El fraile de la merced está configurado como un tipo, a través del cual el autor vierte una vez más, su anticlericalismo.
El arcipreste de S. Salvador es el último amo a quien sirve Lázaro en el momento presente en el que escribe su vida. Es un clérigo cuya moral está bastante corrupta, mantiene relaciones carnales con la mujer de Lázaro, es hipócrita y, además, se halla totalmente al margen de sus obligaciones religiosas.

TEMAS

Varios temas y subtemas recorren el libro, pero principalmente sobresalen dos: el de la honra y el religioso.
El tema del honor constituía uno de los puntos habituales de controversia entre los intelectuales españoles de la época. En la obra aparecen al menos dos códigos del honor diferentes: Uno responde a un criterio pragmático y eficaz de la vida: “No mires a lo que puedan decir, sino a lo que te toca, digo a tu provecho” le dice el Arcipreste a Lázaro en el tratado 7º. El otro se anuncia ya en el prólogo con la frase de Tulio: “La honra cría las artes” y está ejemplificado en la actitud del escudero, que lo somete todo, hasta el pasar hambre y privaciones, al esfuerzo de mantener ”el birrete en su lugar”.
Para el lector, la deshonra de Lázaro es estática desde el principio hasta el final: cuando Lázaro recuerda sus orígenes, el lector capta enseguida su deshonra biológica, invariable en el último capítulo, en el que Lázaro es el punto de mira de exacerbadas críticas contra su supuesta “honra”.
En cuanto al tema religioso está fuera de toda duda el anticlericalismo de la obra: los clérigos son el blanco predilecto de las burlas de Lázaro y los numerosos representantes de este estamento que circulan por la obra salen siempre mal parados. El Lazarillo de Tormes es una obra donde los contenidos ideológicos, relacionados con la religión cristiana y la moral, aparecen tamizados por una ironía no exenta de cierta sátira social: cuando habla de que el ciego echa oraciones, aprovechándose de la ignorancia del vulgo, con el fin de lucrarse personalmente, la mordacidad del autor es patente.
El clérigo de Maqueda cuando celebra misa está más pendiente del arca en la que guarda los bodigos que de lo que predica. El buldero es el típico caso de engañador que utiliza como arma la religión. El capellán y el arcipreste “explotan” al máximo a Lázaro, conscientes de su superioridad frente al criado.
Lázaro no critica el modo de vida de los amos pertenecientes al estamento clerical, critica precisamente, la manera desviada en el creer.
Más complicado resulta determinar la posición del autor respecto a la fe religiosa. Mientras que algunos críticos afirman que la obra permite concluir que su autor pertenecía a determinados círculos heterodoxos de la España de la época; otros afirman que las críticas religiosas deben entenderse positivamente, pues no irían más allá de un manido anticlericalismo, que aparece con bastante frecuencia en otras muchas obras.
A modo de resumen de lo tratado en este epígrafe, diremos que el Lazarillo es una novela graciosa, divertida y de corte anticlerical; trata de producir la risa en el lector sin descubrir, y por supuesto sin criticar, valores morales que no hubieran sido aceptados o reprobados “a priori” por la sociedad.
En cualquier caso, resulta claro que el propósito del autor del Lazarillo es el de narrar, en forma autobiográfica, un proceso de aprendizaje del deshonor con una evidente carga de sátira social centrada en los temas que más preocupaban en la España renacentista: el honor y la fe.

ESPACIO NOVELESCO

La acción transcurre en dos ciudades, Salamanca y Toledo, y en algunos pueblo de esta provincia. Se mencionan otras ciudades como Valladolid, Valencia o Cuenca. Son lugares reales y cercanos a los lectores

La acción se desarrolla al aire libre o en ambientes cerrados, por paisajes naturales o en la ciudad, sin que el autor se detenga a describirlos; no es necesario a sus propósitos. Sin embargo el deseo de dotar de verosimilitud al relato le lleva a localizar los hechos en lugares realmente existentes. Al igual que en el caso de la precisa localización histórica del texto, el autor nos facilita el reconocimiento de los lugares en que transcurre la acción mediante rasgos realistas; así nos habla del toro de piedra del puente de Salamanca; sitúa el episodio del racimo de uvas en Almorox, que es, ciertamente tierra de vides; o menciona los soportales de la plaza de Escalona en el episodio de la calabazada del ciego contra el pilar de piedra.
Da también muestras de conocer los objetos -ropas y monedas- utilizados en la época, así como las costumbres locales - el comer cabezas de cordero los sábados en la comarca toledana- atribuyendo a estos rasgos idéntica función: dotar de verosimilitud, una vez más su relato.
Salamanca tiene mesones y un puente con un toro; Toledo una catedral, un reloj, un río. Todo esto tiene un valor funcional necesario para el relato. También nos fijamos en el valor funcional de los rasgos ambientales con los que se describe la casa del escudero.

TIEMPO DEL RELATO

En cuanto al tiempo histórico el texto del Lazarillo hace mención expresa de algunos acontecimientos históricos que sitúan al lector en la época en que transcurre la acción y a los que nosotros ya nos hemos referido en el apartado de la fecha de la obra: Se nos dice que Tomé González, padre de Lázaro, murió en la batalla de los Gelves; también se precisa que el año en que suceden los acontecimientos a que se refiere el último tratado, hubo Cortes en Toledo y entró triunfalmente en la ciudad Carlos V. En el tratado III se menciona el hambre que asoló la comarca toledana como consecuencia de la mala cosecha de cereales, situación que determinó que el Ayuntamiento de la ciudad prohibiese la mendicidad de los forasteros.

Todos esto hechos son histórico y perfectamente datables y así el autor sitúa históricamente la acción contribuyendo así a fundamentar la verosimilitud y el realismo de su relato.
Pero estas previsiones no revisten especial importancia, aunque si es importante saber que la obra se escribió (al parecer) poco antes de su publicación, es decir, a mediados del S. XVI y que la sociedad que refleja es la contemporánea a su autor. Debemos considerar también el tiempo de la aventura. ¿Qué tiempo pasó Lázaro con cada uno de sus amos? ¿Y qué edad tenía cuando escribe?

Tratado I:
-Familia (genealogía, nacimiento, vida familiar): 6,7%, 8 años, personaje/narrador.
-Ciego: 19,7%, personaje/narrador.
Tratado II:
-Clérigo: 20%, 6 meses.
Tratado III:
-Escudero: 32%, 1 mes, personaje/narrador.
Tratado IV:
-Fraile: 0.48%, 8 días, narrador.
Tratado V:
-Buldero: 15,29%, 4 meses, espectador/narrador.
Tratado VI:
-Pintor: 0,13%, narrador.
-Capellán: 0,83%, 4 años, narrador.
Tratado VII:
-Alguacil: 0,30%, pocos días, narrador.
-Arcipreste: 4,54%, vida adulta, personaje/narrador, prosperidad, caso.
Prólogo:
-Autor, adulto, narrador.

TÉCNICAS NARRATIVAS
a) AUTOBIOGRAFÍA
Respecto al carácter autobiográfico, hay que considerar al Laz. como una obra directamente relacionada con una actividad muy en boga entre los escritores españoles de mediados del S. XVI : la de contar como sucesos personales -en primera persona- una serie de anécdotas, peripecias y cuentos folclóricos o inventados. Aunque este tipo de ficción autobiográfica en prosa aparece en España hacia 1550, sus orígenes se remontan a obras anteriores, como El libro de buen amor de Hita o El asno de oro de Apuleyo, pero mientras en estas obras se desarrollan momentos concretos de la vida del narrador-protagonista, en El Lazarillo, se plantea la evolución de todo un proceso vital: desde el nacimiento de Lázaro hasta el momento en que, siendo pregonero de la ciudad de Toledo, redacta su obra.
b) EPÍSTOLA
Lázaro de Tormes relata su vida a un interlocutor (Vuestra Merced) para contarle pormenorizadamente las habladurías que en Toledo circulan acerca de las relaciones de su mujer con el Arcipreste de S. Salvador. Los hechos sucedidos al protagonista pertenecen al pasado, pero están contados desde la óptica temporal presente del narrador. Estos sucesos relativos a la vida del protagonista se analizan mediante la forma epistolar. En este sentido se puede relacionar el Lazarillo con las cartas de relación (Colón, Hernán Cortés...) y con las cartas-coloquio, tan conocidas en la época, siendo las más importantes las del Dr Villalobos. Es posible que el autor del Lazarillo las conociera y se dejara influir por ellas.
El uso de la técnica autobiográfica impregna a la novela de un realismo -que proporciona una mayor credibilidad de cara al lector- de los hechos que se cuentan, pero esta autobiografía, en modo alguno, se corresponde con la realidad vital del autor. Por otra parte se valora mucho más al hombre y a su “yo” frente al anonimato de la época medieval.

REALISMO Y SENTIDO
Es frecuente calificar al Lazarillo como novela realista por contraste con las novelas de caballerías, pastoriles y sentimentales tan abundantes en la época, repletas todas ellas de hechos fantásticos y situados en espacios y tiempos pocos precisos.
Es innegable que el Lazarillo se aleja de tales presupuestos y mantiene constantemente la verosimilitud de los sucesos que narra. Ello no quiere decir que ellos ocurrieran en realidad, ni tampoco que el autor quiera ofrecernos un cuadro de las costumbres de su época, tal como cabe, por ejemplo, entender el realismo de las novelas del siglo XIX. El autor del Lazarillo se propuso construir un relato ficticio que no contraviniese las leyes de la realidad y que, por tanto, pudiera haber ocurrido realmente. Así en nuestro libro, ambiente, personajes, hechos y móviles son verosímiles, aunque no hayan ocurrido realmente, e incluso algunos de ellos no hayan sido tomados de la observación de la realidad, sino del folclore, como veremos.
Aunque es cierto que en la España de la época abundaban tipos humanos como los que aparecen en el Lazarillo, pero existe una extensa tradición literaria en la que el autor pudo tomar los principales personajes que aparecen en la obra.

AMBIGÜEDAD
Es la ambigüedad uno de los valores significativos y artísticos más notables de esta pequeña obra. La ironía es el recurso más utilizado para este tipo de comportamiento narrativo. Ironía que consiste en la utilización de frases, pertenecientes a contextos prestigiosos, en situaciones que no lo son, con lo que, por contraste se consigue la degradación. Cuando el padre de Lázaro fue preso por robar y “confesó y no negó y padeció persecución por la justicia. Espero en Dios esté en la gloria pues el Evangelio los llama bienaventurados. Observamos la diferencia que existe entre los significados de justicia y bienaventurados en el texto evangélico y el uso que de tales conceptos hace Lázaro en su relato. Otro ejemplo lo tenemos cuando dice “arrimarse a los buenos por ser uno de ellos” o cuando la madre dice que el padre era “un buen hombre” que había muerto por “ensalzar la fe” “y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre”.
Otro procedimiento que el autor utiliza para transmitirnos lo que piensa son las reflexiones que Lázaro hace a propósito de ciertos comportamientos. Así en el Tratado I a propósito de la exclamación !madre coco! del hermanito.
Estas reflexiones a través de las que se transparenta la opinión del autor no son sin embargo muy abundantes: hay dos en el tratado 1º, tres en el 2º y siete en el 3º. Podemos comprobar que todas ellas están íntimamente relacionadas con los hechos narrados.
Otras veces se nos ofrecen juntos significados aparentemente contradictorios, con lo que a través del léxico se nos comunica la ambigüedad de la realidad: “mi viejo y nuevo amo”, “aquel dulce y amargo jarro”, “el tiempo que con él viví o, por mejor decir, morir.”
La ambigüedad llega a su punto culminante en el tratado 7º, donde algunas de las frases ya ambiguas adquieren un nuevo valor significativo: “persecución por la justicia”, “arrimarse a los buenos”, “el vino del dulce y amargo jarro”.
Y donde los conceptos de Fortuna, Virtud y Honra son vueltos del revés.

LENGUAJE
En el libro se entrecruzan dos tipos de lenguaje (discurso): uno corresponde al autor y otro al personaje narrador.
Alberto Blecua demuestra que se da una dualidad estilística que obedece al hecho de que existen dos Lázaros. Así pues, estilísticamente el Lazarillo no es tampoco uniforme.
Los dos Lázaros -el niño y el pregonero- son dos protagonistas distintos, aún cuando el segundo sea producto y consecuencia del primero. Esta dualidad s hace patente en los recursos estilísticos de que se sirve el autor.
En la parte correspondiente a Lázaro hombre domina lo autobiográfico, lo subjetivo. Toda esta parte: prólogo, presentación de los padres y tratados 6º y 7º, está dominada por la ironía.
En la otra parte, la de Lázaro niño o Lazarillo, prevalece la anécdota, la descripción más o menos objetiva de la realidad.
Como en el Lazarillo lo cómico es de gran importancia, su autor acude constantemente a todas aquellas figuras y recursos lingüísticos que pueden provocar la risa:
*Perífrasis:
-“Queriendo asar al que de ser cocido, por sus deméritos, había escapado” (Trat 1º)
- al que me mataba de hambre”.

FUENTE: Departamento de Lengua Castellana y Literatura, IES La Jara.

3 comentarios:

  1. Lo de misógina está muy trabajado ,no se de donde has sacado esa palabra pero es una palabra muy acertada.
    Has de saber que aún hay gente así.
    Completamente casi deacuerdo en todo el contenido.

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  2. No entiendo por qué dices que está "muy trabajado", pues, como consideraba que era entrar en un terreno que excedía del nivel que presenta este acercamiento, solo lo apuntaba entre paréntesis, pero por si te interesa el tema voy a publicar un artículo muy interesane de Eugenia Saínz que trabaja la misoginia en toda la picaresca.
    Un saludo.

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  3. esta muy bueno el análisis

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