jueves, 25 de agosto de 2011

Fragmento de Las Soledades (soledad II), Luis de Góngora

Aura en esto marina

el discurso y el día juntamente

(trémula, si veloz) les arrebata,

515 alas batiendo líquidas, y en ellas

dulcísimas querellas

de pescadores dos, de dos amantes

en redes ambos y en edad iguales.

Dividiendo cristales,

520 en la mitad de un óvalo de plata,

venía a tiempo el nieto de la espuma

que los mancebos daban alternantes

al viento quejas. Órganos de pluma

(aves digo de Leda)

525 tales no oyó el Caístro en su arboleda,

tales no vio el Meandro en su corriente.

Inficionando pues süavemente

las ondas el Amor (sus flechas remos),

hasta donde se besan los extremos

530 de la isla y del agua no los deja.

Lúcidas gloria, en tanto,

de la playa, Micón de sus arenas,

invidia de Sirenas,

convocación su canto

535 de músicos delfines, aunque mudos,

en números no rudos,

el primero se queja

de la culta Leusipe,

décimo esplendor bello de Aganipe,

540 de Cloris el segundo,

escollo de cristal, meta del mundo.

Luis de Góngora, Soledades, Ed. de Robert Jammes, Castalia, Madrid, 1994, pp.493-495.

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