Aura en esto marina
el discurso y el día juntamente
(trémula, si veloz) les arrebata,
515 alas batiendo líquidas, y en ellas
dulcísimas querellas
de pescadores dos, de dos amantes
en redes ambos y en edad iguales.
Dividiendo cristales,
520 en la mitad de un óvalo de plata,
venía a tiempo el nieto de la espuma
que los mancebos daban alternantes
al viento quejas. Órganos de pluma
(aves digo de Leda)
525 tales no oyó el Caístro en su arboleda,
tales no vio el Meandro en su corriente.
Inficionando pues süavemente
las ondas el Amor (sus flechas remos),
hasta donde se besan los extremos
530 de la isla y del agua no los deja.
Lúcidas gloria, en tanto,
de la playa, Micón de sus arenas,
invidia de Sirenas,
convocación su canto
535 de músicos delfines, aunque mudos,
en números no rudos,
el primero se queja
de la culta Leusipe,
décimo esplendor bello de Aganipe,
540 de Cloris el segundo,
escollo de cristal, meta del mundo.
Luis de Góngora, Soledades, Ed. de Robert Jammes, Castalia, Madrid, 1994, pp.493-495.
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