martes, 23 de agosto de 2011

El teatro barrroco

EL TEATRO BARROCO

Introducción.-

Durante el siglo XVI existían tres tipos de teatro tanto en España como en otros países europeos: religioso, cortesano y popular. Fue éste último el que adquirió el mayor desarrollo. Veamos el ambiente en el que se desenvuelven las comedias.

A fines del S. XVI , existen ya unos locales fijos: “Los corrales” ; son patios al aire libre, entre varias casas. Al fondo, se hallaba el escenario, un tablado sin telón ni decorados. En el lado opuesto se levantaba la cazuela , reservada para las mujeres. Los nobles se situaban en los aposentos, balcones y ventanas de las casas que cerraban el patio. Y en el patio, a excepción de algunos bancos y gradas, asistía de pie la mayoría de los espectadores: eran los hombres del común, llamados “mosqueteros”, temibles por sus reacciones violentas cuando la obra no era de su agrado.

A principios del S. XVII dos eran los corrales en Madrid: El de la Cruz y el del Principe. Y los había en las principales ciudades: Sevilla, Valladolid, Valencia, Zaragoza, Barcelona...Los corrales eran explotados con fines benéficos por cofradías piadosas, hospitales y ayuntamientos.

Las representaciones comenzaban a las dos en invierno y a las tres en verano. Duraban varias horas y se desarrollaban con arreglo al siguiente orden:

Loa - 1º acto - entremés - 2º acto - entremés - 3º acto - baile o fin de fiesta.

No había decorados al principio, el espectador los suplía con su imaginación. Sólo más adelante, se usarán decorados y otros recursos escénicos, a imitación del teatro cortesano.

Una obra duraba poco en cartel: era frecuente la representación única, y ocho o diez días de permanencia era ya un gran éxito.

Los comediantes eran de muy diversa condición. Algunos grupos llegaban a la categoría de “compañías reales o de título” , pero muchas otras, ambulantes, se quedaban en “cómicos de la lengua”. La vida de los comediantes era dura, solían estar mal vistos y sus costumbres fueron objeto de múltiples censuras. Algunos moralistas multiplicaron sus ataques al teatro y consiguieron en varias ocasiones, que el rey prohibiera toda clase de representaciones.

El éxito de las representaciones populares fue tan grande que hasta los reyes quisieron disfrutar de ellas. Ya a principios de siglo, Felipe III mandó transformar uno de los patios de Palacio en teatro, para poder ver las comedias..

Junto a ello, otro tipo de espectáculos se desarrollará en el ambiente cortesano. Los salones de Palacio, o las residencias reales de la Zarzuela, del Buen Retiro, etc acogerán representaciones fastuosas, muy alejadas de la austeridad escénica de los corrales. A partir, sobre todo, de 1630 llegan a la Corte los adelantos escenográficos que, desde Italia traen técnicos: riqueza de decorados, complicada tramoya, “máquinas” capaces de producir cambios asombrosos (lo que hoy llamamos efectos especiales), así como apariciones y desapariciones de personajes, por los aires o por el suelo.

No menos brillantez alcanzó en el S. XVII el teatro religioso; contamos con LOS AUTOS SACRAMENTALES íntimamente ligados a los festejos del Corpus. Las representaciones exaltaban el dogma de la Eucaristía. Los espectáculos se hacían al aire libre, normalmente en una plaza ante la iglesia. Un tablado y unos carros profusamente decorados componían el escenario.

Los autos sacramentales son obra de un solo acto, con personajes alegóricos (el Pecado, la Sabiduría, la Gracia...) que desarrollaban un tema espiritual relacionado con la Redención y que terminaba con la exaltación de la Eucaristía.

FUENTE: Departamento de Lengua Castellana y Literatura, IES La Jara.

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